Muchos adolescentes no leen o lo hacen "robóticamente", sin captar el sentido o el mensaje del libro y aún del párrafo. El desinterés por la lectura comprensiva puede revertirse en un ámbito donde se trabaja "el texto en el contexto", con diferentes miradas y la misma intención: disfrutarlo.
La lectura estimula la imaginación y la creación, elementos indispensables no sólo como placer del intelecto sino también como condición de posibilidad para ver más allá de lo que, como mínimo y elemental, propone un texto o un discurso.
Sirven para pensar, para jugar a las escondidas, para enamorarse, para relajarse, para saber, para vivir la aventura, para viajar y conocer otros mundos, para estudiar, para ser recordados.