martes, abril 05, 2011

Discurso acto por el día de la memoria


Después de 35 años somos muchos los que creemos que uno de nuestros deberes es seguir haciendo memoria. No sólo como una forma de recordar el pasado sino como una apuesta al presente y al futuro, para que las nuevas generaciones sean concientes de nuestra historia y nuestra identidad.
¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Qué es lo que nos produce dolor e injusticia? ¿Cómo cambiamos el orden de desigualdad existente? ¿Cómo logramos una sociedad más justa y más fraterna?
Tal vez estas podrían ser algunas de las preguntas que se hicieron los 30.000 desaparecidos.
Lo peor que nos puede pasar como pueblo es el olvido, porque es desde la historia y la búsqueda de la verdad que construimos nuestro presente, con luces y sombras, con aciertos y errores.
Por eso, a diferencia de los que en algún momento pregonaron la reconciliación hoy afirmamos que es un gran paso que muchos militares estén siendo juzgados o ya estén presos por las atrocidades cometidas durante el golpe militar. El robo y secuestro de bebes tiene su correlato con la lucha incansable de las abuelas de Plaza de Mayo por encontrar y devolver la verdadera identidad a los nietos perdidos. También debemos continuar denunciando que muchos sectores de la sociedad civil fueron cómplices y festejaron la llegada del golpe militar, beneficiándose económicamente mientras al mismo tiempo se endeudaba al país, se reducían los salarios de los trabajadores, crecía la pobreza, el miedo y el terror.
Gracias al accionar represivo organizado desde el Estado se buscó destruir todo tipo de organización: sindical, barrial, cultura y estudiantil. Para implementar políticas económicas que destruyeron al país necesitaban un pueblo disciplinado y atemorizado.
Hoy en el presente, si bien tenemos una democracia consolidada también nos preguntamos por los desafíos del futuro.
¿Qué hacemos para impedir que la policía abuse de su fuerza y maltrate o directamente mate a cualquier ciudadano?
¿Cómo logramos que la droga deje de destruir a tantos pibes y jóvenes en nuestros barrios? ¿Cómo logramos distribuir la riqueza concentrada para los trabajadores que son los que la producen? ¿Qué aporte puede hacer cada uno desde su lugar para transformar lo que no le gusta?
Estas son algunas preguntas para seguir pensando respuestas. Muchas gracias.
Diego Quagliariello
Docente de 6to y 7mo.

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